en la feria

como todos los años, llega por estas fechas la famosa feria del libro a talca, se viene con obras de teatro y parafernalia, con el famoso corte de cinta para inaugurar, con los stand ordenaditos y putifruncis, las mismas señoras aburridas rodeadas de letras jamás leídas, y sobre todo el alegre pendejerío colegial, con la profesora jefe y las manitos tomadas. la gracia es que este año está en el centro de la ciudad y no hay que peregrinar hasta el campus lircay de la universidad de talca, lo que no va a cambiar, claro como el vino blanco, es el precio, si al final por más que le pongan "feria" las ofertas no bajan, el mismo impuesto sobre los libritos ordenaditos, y sobre todo ningún puesto de sopaipillas, chiquillos, los que estén en talca pueden hacerse presentes protestando contra el impuesto al libro, enojándose porque la platita no le alcanza para comprarse el último best seller de hernán rivera o por último alzando su vozarrón porque es imposible encontrar a germán marín. llevan más de dos años tramitando la baja o definitiva supresión del impuesto, pero andan acañaos y no trabajan debido al exquisito sabor de los mostos del barrio alto.