
el peregrinaje del alcohol siguió y los llevó por las calles obscuras y a tropezones encontraron el restaurán "Donde Carlitos" donde la tripa dejó de zapatear al son de unas papas fritas y vino "de la casa", los ojitos de cogollo se cerraron y se despidieron, el hombre lechuga se fue con los secuaces alternos a morir un poco, enmarañado por el humo y un par de caderas que se desarmaban.
1 comentario:
entonces el hombre lechuga comenzó a derretirse hasta mojar al hombre charango que aún rie y teme ser salpicado por esa agua que casi hace que la maldita cerveza abandone su cuerpo...
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